viernes, 26 de octubre de 2007
Armando Lazcano Herrera
En 1962 y 1963 llegaba en su silla de ruedas al sótano de la Escuela de Medicina, sede de Periodismo, para dictar sus clases. La entrega de conocimientos la prolongaba, en ocasiones, en su departamento de calle Tucapel al llegar a O”Higgins, hasta donde acudían los alumnos ante el maestro imposibilitado físicamente para llegar al aula.
Don Armando, apelativo con que todos lo distinguían, nació en Valparaíso el 15 de febrero de 1898. Estudió tres años medicina, carrera que abandonó para dedicarse al Periodismo. El Mercurio, al cual ingresó a la sección Crónica en 1926, fue su primer diario. Enseguida asumió la jefatura de informaciones de Las Ultimas Noticias. El año 1934 lo encuentra como subdirector de La Estrella, de Valparaíso. Tres años más tarde regresa a Santiago en calidad de subdirector de Las Ultimas Noticias y La Segunda. Se reconocía de esa manera en Lazcano a un gran periodista.
Fama volat... en 1945 se lo convoca desde Concepción para que asuma la Dirección de El Sur. Arriba junto a su familia, su esposa la señora Emilia Solá Donadeo y sus hijos Armando y Elsa. Su aporte, otorgar una nueva orientación al medio, profundizar su incidencia en las cuestiones regionales, modernizar la diagramación. La simetría fue la novedad que impuso, asimismo el incremento del número de fotografías y la uniformidad de la tipografía de los títulos.
Era una época de golpes noticiosos. El gran rival era La Patria, matutino penquista ya desaparecido. Don Armando no aceptaba golpes. Reportero víctima de ellos era objeto de su ira. Otra razón para temerle.
Previsor el máximo. Carlos Godoy Rocca, otro maestro de periodistas, recuerda a propósito, las instrucciones de don Armando a Víctor Solar Manzano (premio nacional) respecto de estar atento al inicio de la Guerra de Corea para publicar la noticia en portada. Era un tiempo sin satélites, sin CNN ni nada parecido, sólo el cable y la radio. Lo citó cerca de la medianoche en su departamento, Víctor residía en el piso inmediatamente superior, y le advirtió “Yo estaré escuchando la radio norteamericana y si transmite el anuncio de inicio de las hostilidades golpearé el techo con el bastón y diré ¡¡ Víctor, la guerra ha comenzado¡¡. Usted se viste se va para el diario y despacha la noticia, ¿entendió, mijo?”.
Se le atribuían otras simpáticas anécdotas. Como aquella que relata que más de una vez lanzó editoriales escritos en casa, desde la ventana de su departamento, envolviendo con ellos una papa para facilitar que los cogiera al vuelo el auxiliar que los transportaría al taller. Era sabido, igualmente, que desde su domicilio observaba con anteojos de larga vista la oficina de la Dirección del diario dotada de un descomunal escritorio. Más de una vez reprendió a desprevenidos reporteros que habían tenido la osadía de arrellanarse en su sillón en su ausencia.
En Concepción don Armando ejerció una actividad gravitante, tanto que la Municipalidad le otorgó la Medalla de Oro Colaboración al Progreso. Fue presidente del Círculo de Periodistas, del Consejo Regional del Colegio de Periodistas y consejero de la Asociación de Adelanto y Defensa de Concepción (...). Recibió la condecoración de Oficial Caballero de la Corona de Italia.
Un día de abril de 1965, más precisamente el 13, don Armando Lazcano fallece en Concepción. En nuestra calidad de presidente del Centro de Alumnos de la Escuela de Periodismo que él fundara junto a don Rolando Merino, a don Ramiro Troncoso Vigueras y a don Sergio González Monsalves hablamos en el campo santo. Recordamos su bondad, lo que nos enseñó. Muy especialmente aquello que el Periodismo es un apostolado y que como periodistas no ganaríamos mucho dinero pero si llegaríamos a ser inmensamente ricos... en satisfacciones espirituales. Lo afirmaba muy en serio.
Hugo Olea M
Alfredo Pacheco
Nacido en Temuco el 26 de septiembre de 1923, Alfredo Pacheco estudió dos años Derecho en la Universidad de Chile. En 1943 inició su carrera periodística como reportero de El Diario Austral, de Temuco. El año 45 lo sorprende en funciones similares en La Prensa, de Osorno. En el 46 retorna a Temuco para asumir la jefatura de informaciones de El Diario Austral. Cuando se funda el vespertino Crónica, de Concepción, 1949, vino y se hizo cargo de la Jefatura de Informaciones. En 1951 es subdirector de El Diario Austral y en forma interina sirvió las direcciones de El Correo, de Valdivia y La Prensa, de Osorno. En 1953 es designado director de La Patria, de Concepción y en 1960 comienza su vida como profesor vinculado a la Universidad de Concepción.
En el que fuera el segundo emplazamiento de la antigua Escuela de Periodismo en su historia, el subterráneo de la Facultad de Medicina, enseña Periodismo Informativo y Periodismo Radial. Predica sobre lo bueno y lo malo de la profesión, alerta sobre los totalitarismos, aboga por un acercamiento a la objetividad, llama los estudiantes a descubrir el mundo cada mañana. Se le respetaba, tenía credibilidad y se le quería. Lo que realmente lograba, siendo un hombre como todos, era irradiar bondad. Cosa que quienes fuimos sus alumnos nos vinimos a dar cuenta sólo cuando lo tuvimos lejos. Su humor era cosa notable, en ocasiones simple: “Sabes cómo le puso una señora a su fábrica de queques”, consultaba de improviso y a propósito de nada. No sé, era la respuesta. “Quequería su señoría, pues hombre”. (...)
Apreciaba grandemente las muestras de humor de los demás. Era curioso verlo enojado. No se molestó ni siquiera cuando en broma estúpida un grupo de estudiantes tomó en vilo su pequeño Fiat y lo pusieron en lo alto de la escala del pórtico de la Facultad de Medicina. Amaba la vida. Sandwich predilecto, “el aliado”. Jamón y queso.
Que aprendimos de Alfredo Pacheco, si que aprendimos y mucho. De sus clases, de sus conductas, de su palabra reflexiva y bien dicha. “Es menester pensar previo a escribir o hablar”, le escuchamos tantas veces. Anhelaba, quería tener un hijo periodista. No alcanzó a verlo. Camilo, el menor, hogaño lo es. Andrés , el mayor, un abogado.
Pacheco viajó por el mundo. Junto a su esposa la periodista Paulina Gallardo y sus hijos, residieron en Santa Fe de Bogotá entre 1972 y 1980. Desarrolló una innovadora y fructífera labor en el Centro Interamericano de Prensa Educativa y Científica, CIMPEC-OEA. Regresó a Chile para asumir la subdirección de El Sur. Cercano a la jubilación cumplió labores de consejero de la Dirección y a la vez editor del suplemento Actual, en donde por única vez lo tuve profesionalmente como jefe. Pauteaba entrevistas, ordenaba pero dejaba hacer. Confiaba a plenitud en todo aquél a que había contribuido a formar profesionalmente.
Alguna vez Alfredo Pacheco es seguro que plantó un árbol. Cumplió entonces satisfactoriamente con el paradigma de lo que debe necesariamente hacer un hombre en la vida “plantar un árbol, tener un hijo, escribir un libro”. Tuvo hijos, escribió varios libros: “Manual de Periodismo Educativo y Científico”, “Diez Años de Cooperación Interamericana”, “La Otra Mirada de Quintín Quintas”, que reunió en un volumen una selección de sus mejores columnas publicadas bajo su seudónimo de toda la vida, el que incluso utilizó en la desaparecida Radio Simón Bolívar. A propósito, al despedir un último comentario en una emisora de Temuco, no reparó en que el radiocontrolador había dejado el micrófono abierto y luego de creer que había concluido espetó a viva voz “señores radioescuchas váyanse a la ...”. Eran tiempos sólo de radio en Temuco. Los teléfonos aquella noche no cesaron de sonar y no precisamente con llamadas para congratularlo o lamentar su partida...
En 1965 recibió el Premio Nacional de Periodismo. En 1983 el Premio Alejandro Silva de la Fuente, de la Academia Chilena de la Lengua.
Este ser humano excepcional, periodista por añadidura, falleció el 9 de mayo de 1989. Tres meses después que fuera reabierta la Carrera de Periodismo de la Universidad de Concepción. Había soportado a pie firme una prolongada enfermedad. Contaba apenas con 66 años de edad, plena juventud... Dio sólo tiempo para una misa de réquiem en la Iglesia de La Merced, no para discursos de fúnebres. Pareciera haber tenido prisa para que sus cenizas fueran esparcidas cuanto antes en las aguas de la mejor bahía de todas las Indias...
Hugo Olea M.
Periodista
domingo, 21 de octubre de 2007
Silvia Riquelme, Premio Alberto Hurtado
Palacio Ariztía.
jueves, 11 de octubre de 2007
El Diario Color de Concepción
La justificación para casi siete años de circulación ininterrumpida (incluso el 12 de septiembre de 1973 salió a la calle), deben ser necesariamente encontradas en los periódos históricos en que la publicación se desarrolla. Primero durante el gobierno de la Unidad Popular y luego en los cuatro primeros años del régimen militar.
Las expectativas de los sectores ligados a la Unidad Popular respecto del diario siempre fueron muy elevadas. Fue en esos años un extraordinario y moderno medio de comunicación capaz de vehicular de manera periodística, especialmente los mensajes de gobierno y las ideas-acción de éste. Alejado de las características de la prensa partidaria (El Siglo) y de los excesos de la popular (“Clarín”, “Puro Chile”), El Diario Color, surgió en Concepción como un útil instrumento capaz de enfrentar los cada día más desafiantes mensajes de la prensa opositora.
“Nuestras columnas estarán abiertas al pueblo, a los trabajadores, a la juventud, al hombre de empresa honesto y progresista y al político de acción. Pero por sobre todo a ideas señeras y matrices como la Nacionalidad, la Libertad, el Socialismo y la Democracia. Creemos que en estas palabras está el futuro de nuestro tan amado Chile”, puntualiza el comentario editorial del primer día.
En una provincia con un electorado de clara tendencia izquierdista y sin un medio propio que diera satisfacción a sus intereses, el diario se convirtió en un acertado narrador, comentarista y participante del conflicto político que vivía el país. Su línea editorial seria y ponderada, le valió la confianza de una gran masa de lectores. Ediciones dominicales de 50 mil ejemplares lo demostraron. Hubo, además, innovaciones tecnológicas y periodísticas que contribuyeron, igualmente, a su exitosa circulación: impreso en offset y fotografía en color, en lo tecnológico; un diseño atractivo, suplementos orientados a segmentos de lectores y nuevas formas de presentación de las noticias, en lo periodístico.
“Cuando muchos esperaban ver nacer un nuevo diario de oposición, se encontraron con la sorpresa de que en la provincia aparecía un órgano distinto, que en sus páginas no destilaba ni destila odio, no hacía ni hace de pitoniso de grandes catástrofes nacionales, sino que sin mostrarse incondicional del gobierno de Allende, si le prestaba su apoyo leal y sincero”. Editorial del 1° de julio de 1973.
El periódico desde sus inicios, sin embargo, siempre debió enfrentar problemas financieros. La inversión fundacional fue de 300 mil dólares para equipamiento y 2 millones de escudos respaldaron los trabajos para habilitar como sede el sitio que ocupaba una añosa bodega, en la calle Maipú al llegar a Colo Colo. La inversión publicitaria en todos los años de circulación no permitió, sin embargo, la necesaria estabilidad. En octubre de 1972, a raíz de la situación crítica que vivía el país, y ante la imposibilidad de la empresa de cancelar las cuotas del crédito otorgado por el Banco del Estado para la adquisición de maquinarias, los accionistas de la primera hora, de la Sociedad Periodística Chile Limitada, empresa creada en 1969 por Nuncio Ready Zablah para fundar El Diario Color, luego de haber comprado el matutino La Patria, venden parte de sus títulos a Jorge Peña Delgado e Iván Quintana. Representaban a los partidos Socialista y Comunista respectivamente. Estos comienzan a controlar la línea editorial del medio, pese a la existencia de un 50% de las acciones en manos de personas ligadas a la Democracia Cristiana.
El golpe de estado del 11 de septiembre de 1973 troca en forma dramática la línea editorial de El Diario Color. Ese aciago día el editorial llevaba por título, “Una salida constitucional”.
Es el único diario, “allendista” del país al que se le permite circular el 12 de septiembre. Lo hace sin el comentario editorial. Un artículo trascendente sólo para los protagonistas titulado “Austria e Italia Escriben Juntas su Historia” (…), ocupa el espacio que cotidianamente se le destinaba. Su publicación estuvo interrumpida durante ocho días. Es reinserta en la edición del 20 de septiembre y el elocuente título fue “El trabajo es la única receta”.
El cambio también afecta a la empresa. Desaparecen los accionistas ligados a los partidos Socialistas y Comunistas, por expropiación de sus bienes. La sociedad queda reducida al Fisco, con la propiedad de un 50 por ciento de las acciones, y a Nuncio Ready con la otra mitad.
A partir del 24 de mayo de 1974, el Fisco junto a la empresa Sociedad Periodística del Sur, toman el control el diario. Todavía no existe claridad cómo SOPESUR, se incorpora a la propiedad del medio. Se ha especulado que Nuncio Ready le habría traspasado sus acciones, cosa que éste niega. Es más, reclama aún el Estado la devolución de sus bienes. La
La coadministración Fisco- Sopesur lleva al rotativo a un irrestricto apoyo al gobierno militar. El 12 de marzo de 1975, con ocasión de conmemorarse el 4° aniversario, el presidente del Consejo, Julio Serrano Lamas puntualizaba que “El Diario Color es un vocero activo de los programas y metas de la reconstrucción nacional y ha puesto sus columnas al servicio de todas las iniciativas de bien público abordadas por las diversas autoridades de la región, esforzándose por desarrollar un periodismo limpio, objetivo, ponderado, ajeno al sensacionalismo diario, la difamación, la explotación comercial de las miserias humanas o el manejo malintencionado de la información. A tono con las exigencias de la nueva hora que vive nuestra patria”.
Corre el año 1976 cuando el Fisco se retira de la Sociedad dado lo inviable de ésta. SOPESUR continúa un año más, durante el cual imprime en los talleres del diario Color un cuerpo de 16 páginas con noticias nacionales e internacionales que remitía a “La Prensa”, de Osorno; “El Correo”, de Valdivia; y al “Diario Austral”, de Temuco para que fuera insertado en ellos. Esto y la falta de recursos para pagos de remuneraciones al personal, acciones judiciales de por medio, aceleraron el fin del diario, cuyo último número circuló el 17 de diciembre de 1977.
Tres periodos muy claros había registrado la línea editorial del El Diario Color durante todo ese tiempo: de una condición de independiente ligado a la Democracia Cristiana se convierte en fiel adherente al programa de la Unidad Popular, para, finalmente, en su última etapa, asumir como vocero oficial del gobierno militar en la zona.
El Fisco asume la deuda de la empresa y transfiere maquinaria y propiedades al ministerio de Bienes Nacionales, que a su vez los transfiere a Radio Nacional de Chile. Esta, finalmente, los vende, a la Universidad de Concepción, que sobre esa base realiza una inversión adicional y funda la Editora Aníbal Pinto, en cuyos talleres por espacio de un año, durante la rectoría de Guillermo Clericus, se imprime el diario La Discusión, de Chillán, en la misma rotativa que lanzó “El Diario Color”, en 1971.
Hugo Olea M
Publicado en la revista ESTUDIOS DE PERIODISMO, CARRERA DE PERIODISMO UNIVERSIDAD DE CONCEPCION.
Referencias:
CABALLERO, CLAUDIA, “El Diario Color 1971-1977”. Depto. Comunicación Social. Seminario de Título, Carrera de Periodismo. Universidad de Concepción. 1997.
BORRAT, HECTOR, “El periódico Actor Político” Editorial Gustavo Gilli, Barcelona. 1989.
DOONER, PATRICIO, “Periodismo y Política: La prensa de Izquierda en Chile (1970 – 1973)”. 1ª Edición. Ed. Instituto Chileno Estudios Humanísticos. Santiago. 1985.
jueves, 4 de octubre de 2007
Tiziano Belli
Con una personalidad muy particular, alegre y cómica a la vez, uno de los chef más reconocidos de Concepción fuma incansablemente su cajetilla de Kent. Este admirador de la belleza femenina, característica tan propia de los italianos, trabaja casi la mayor parte del día, sin haberse dado vacaciones en los últimos doce años.
*Sullyn Lay P.
Es difícil encontrar gente que domine idiomas tan variados como el italiano, español, francés, alemán, inglés y suizo. Tiziano Belli, reconocido chef internacional, es una de éstas. Amante de su labor, llegando a ser trabajólico, ya que pasa prácticamente todo el día en su restorán. Portador de una gran jovialidad, amabilidad y sentido del humor que hacen de él una persona interesante, a la cual se le puede escuchar por horas y horas.
La historia de este personaje se remonta hacia el 22 de diciembre de 1955, día de su nacimiento en Domodossola, provincia de Piamonte, Italia. Llegando a este mundo en compañía de su hermana melliza, ocupando el cuarto lugar de ocho hermanos, quizás eso influyó algo en que siempre necesita estar rodeado de personas. Creció en un villagio, que son comunas alejadas de la ciudad, donde todas las casa son iguales. Su infancia fue normal, una vida tranquila, como la de cualquier niño, sin mayores sobresaltos.
Una vez acabada toda esta etapa, a los 17 años recibió un certificado que lo acreditaba como chef de cocina, pero no ejerció en el hotel, porque los chef que están ahí son permanentes y no ceden el puesto por nada. Entonces le hicieron la propuesta de ir a trabajar a Alemania, en una cadena de restoranes italianos, de inmediato aceptó y partió.
Una vez ahí se estableció en Bad Kreuznach, donde laboró en la cadena de restoranes hasta los 23 años. En ese periodo hubo un “boom” de la comida italiana, llegando incluso a cambiar los gustos culinarios de los alemanes, quienes preferían la comida italiana a la propia. Entonces los restaurantes alemanes vendían muy poco, casi nada, lo que los llevaba a la quiebra. Belli se quiso independizar, comprando uno de éstos, a un precio bastante conveniente. Le cambió el nombre, bautizándolo como “Bei Tiziano”, que en alemán significa “Donde Tiziano” e instaló su primer negocio, una pequeña pizzería, emprendiendo así su carrera de empresario gastronómico. Luego se cambió de lugar pasando de pizzería a restorán. En su nuevo local, cuando tenía 28 años, conoció a su esposa Ximena Zuñiga, quien es chilena, específicamente de Chillán.
Durante su estadía en el país germano, viajaba cada seis meses a visitar a sus familiares y amigos. Llegando a haber veces en que sólo los veía una vez en el año.
El último trabajo en Europa lo hizo en Italia, fue en los ferrocarriles Trans’Europa Express, señalándolo como un trabajo en donde pagan bien, pero muy sacrificado y estresante, porque suben y bajan pasajeros en cada estación, estando todo rigurosamente programado en cuanto a horarios. Otro factor problemático era que subía gente de distintas nacionalidades. ”Antes no existía el Euro y en esos trenes tienes variados grupos internacionales como japoneses, franceses, españoles, alemanes, italianos y hasta rusos, entonces, teníamos que tener cuatro tipos de cajas, porque uno pagaba en dólar, otro en franco suizo, lira, marco alemán y había que darles cambio, si te equivocabas perdías mucha plata”.
También era complicado, porque trabajaban con paletas, que son los containers donde llevaban la comida. A veces se equivocaban de tren, ya que son muchas las líneas ferroviarias en Europa, desprogramando completamente el menú del chef, quienes estaban obligados a improvisar las comidas. Otras veces era peor, porque las paletas se caían, dejando a los cocineros sin materiales.
Tuvieron a sus dos hijas en Italia, Dayana y Dennis, de 17 y 14 años respectivamente. Con ellas tiene una muy buena relación “ mis hijas me adoran y yo las adoro también”. Esta frase la dice con un grado de tristeza, ya que pasa muy poco tiempo con ellas, incluso, hay días enteros en que nos las ve, por factores de trabajo, pero constantemente lo llaman para ver como está o decirle “ hola papito”.
El viaje rumbo a América lo hicieron por mar, ya que Tiziano señala que no habría aguantado dieciocho horas de vuelo. Llegaron a Brasil, donde pasó el susto más grande, mientras buscaban algo para movilizarse hasta el aeropuerto. “Ese era un pueblo pobre, niños caminando sin zapatos, casas feas de madera, la miseria, sin montañas y poca vegetación. Me impresioné mucho y dije donde voy a terminar aquí con mis hijas”.
En la ciudad penquista inauguró un local en la calle Barros Arana (el cual sigue hasta el día de hoy). Fue abriendo sucursales en Talcahuano y San Pedro, pero finalmente decidió cerrarlas para abrir un nuevo local en Pedro de Valdivia, inaugurado recientemente (30 abril del 2003), donde está la fábrica de los productos, para que así el sabor no varíe y tenga la misma calidad en los dos locales.
Hoy es un chef consagrado, lo que se nota claramente por la alta concurrencia a sus locales, incluso, sus antiguos clientes de Chillán todavía vienen a disfrutar de su cocina, gratificando el trabajo del signore Belli.
Carlos Godoy
La vida nunca es fácil, la profesión que eligió tampoco
Un buen periodismo como bandera de luchaCon una historia agitada y fructífera ha dejada una huella profunda en su numeroso alumnado y ha escrito parte de la historia de la comunicación social en Concepción
Por María Andrea Nass Kruuse *
Al preguntarle como se siente con su vida, dice que “bien”. “Muy bien”. Podría pensarse lo contrario por la enfermedad que muestran sus manos y por afirmarse en un bastón para caminar. Sin embargo el es feliz y se le nota. La calidez con que atiende a las personas y la sencillez que muestran sus palabras son de un hombre que ha vivido, de ésos que han sabido hacerlo y que se sienten felices por lo que son.
Nos sentamos a conversar, él con su mejor disposición, yo con mis mejores preguntas. Lo que me contó fue lo siguiente:
Llegó a este mundo un 12 de diciembre de 1934. Se crió en Concepción junto a su familia demostrando desde muy pequeño el interés por saber de todo un poco. Comenzó estudiando en una escuela pública y años más tarde se licenció en el Liceo de Hombres. Ya a esa edad empezaba a participar y colaborar en el periodismo mandando cómics a la revista Topaze.
“El periodismo es mi pasión”
Lo que vino después fue lo esperado para quién gusta de un conocimiento profundo de la realidad social. Ingresó a la escuela de periodismo de
Hombre muy profesional, esforzado y de fuertes convicciones siempre desempeñó sus tareas con el corazón. No dejó de poner un sólo trozo de alma a cada trabajo que emprendía. Con estas cualidades y el tesón que lo caracterizaba se formó un curriculum tan grande como la pasión que tiene por la vida. Trabajó en diarios, revistas, radios y colaborando en algunos canales televisivos. Fue primer reportero de diario El Sur. Jefe de informaciones del diario
De esta manera su trayectoria y participación en los medios locales se hace cada vez más extensa y recurrente.
Aun atendiendo a todas éstas actividades, Carlos Godoy no dejó nunca de lado la vocación por la enseñanza. En universidades, institutos y colegios gozaron de la presencia de este ágil periodista. Sus mejores años los dedicó simultáneamente a trabajar en distintos medios y a la tarea de educar. De ésta manera hizo clases en el liceo de niñas, el colegio Concepción, los institutos Duoc y Santo Tomás y las universidades de Concepción y San Sebastián. Dirigió los diarios “El Cronista” (que se editó en Santiago durante el gobierno militar), y la “Discusión de Chillán”. Y de su jefatura en radio, estuvo a cargo de Radio Universidad de Concepción y de Radio Nacional de Chile sede local.
Luego de indagar tan profundamente en lo profesional, e informarme con detalle de sus actividades, no quedaba más que inmiscuirme en su vida privada. Uno se pregunta cómo ha sido su vida personal y si su trabajo ha afectado las relaciones de pareja. Con respecto a eso el comenta“me he casado tres veces, claro que sólo la primera por
Hoy, Carlos Godoy tiene 67 años. Se refugia en su oficina y se esconde en los libros de los que dice son la mejor herramienta para convertirse en periodista. Comentando éste tema, reafirma lo que a menudo se escucha en boca de docentes. Que la lectura continua y crítica de todo tipo de textos es la herramienta principal para desempeñar un buen trabajo en su profesión. Critica y se manifiesta totalmente en contra de aquellos alumnos que entran a la carrera sólo para satisfacer sus ansias de ser famoso y de figurar. “En mi tiempo no era así” afirma. “En ésos años se leía mucho más y debíamos saber mucho más. No buscábamos la fama”.
Al preguntarle sobre la calidad de los profesionales y la actitud tomada por ellos en algunas entrevistas, dice que la prepotencia no es ni será un arma eficiente para obtener la información. “Algunos piensan que tirando un carné de reportero sobre la mesa van a tener las declaraciones de inmediato y las cosas no funcionan así”. Carlos Godoy es un hombre de límites y establecimiento de reglas. Reclama que sacaron materias tan importantes de los colegios como educación cívica, donde les enseñaban a respetar los héroes y valores patrios. Ahora- dice- cualquiera se ríe de Prat ó de O’Higgins. Y eso no debe ser. Se deben respetar ciertas reglas.
La vida no siempre es tan bella
Reconoce que la vida no es fácil y la profesión tampoco. Ha soportado la cesantía y padecido graves enfermedades. En septiembre de 1973, cuando se iniciaba el gobierno militar en nuestro país, la autoridad universitaria lo puso a cargo de
Del tema salud, él si que conoce de enfermedades. Me cuenta que actualmente ingiere siete pastillas diarias para sentirse bien. Todo comenzó cuando hace doce años le diagnosticaron una artritis reumatoídea maligna, seguida tiempo después por una polineuritis periférica. Ésta última enfermedad lo tuvo un mes hospitalizado ya que perdió la sensibilidad en manos y pies. “Al principio fue terrible. No me daban mucho tiempo más de vida. Incluso un cura me fue a dar la extremaunción. Al principio lo único que sentí fue rabia. Después unas enormes ganas de vivir y luchar para recuperarme”. Estuvo un mes en cama, cuando nadie lo veía se bajaba de ella para intentar caminar, hasta que un día lo sorprendió una enfermera y en menos de un segundo lo volvió a su sitio con el reto que ésta le dio. Ha sufrido tres infartos y tiene diabetes. Camina con un bastón, pero no hay nadie que lo detenga. El confirma la tesis de que estar activo mentalmente es lo primordial.
Una mirada a la actualidad
Cuando habla de gobierno, dice ubicar desde hace muchos años al presidente Lagos. Cuando trabajaba en el diario El Sur, le correspondió traducir un artículo de la revista Time que hablaba sobre un libro escrito por un chileno. Este autor era el actual presidente, que en ésa época sólo contaba con veinte años de edad. Respecto a su desempeño en el gobierno, el lo evaluaría con nota cuatro. Porque piensa que si bien es un hombre honesto y que tiene buenas intenciones para su país, no ha sabido mantener el orden bajo su mandato y se ha lesionado el desempeño de toda la administración del Estado.
Con respecto a la reciente guerra producida por Estados Unidos en Iraq, dice que el presidente Bush no tuvo ninguna justificación que legitimara el ataque y que la guerra sólo estuvo impulsada por el afán expansionista de tener a todos los países árabes bajo su dominio. Ante este hecho y el pensamiento y apoyo que debieron dar los otros países, es tajante al afirmar que el presidente Lagos debió haberse opuesto desde el primer momento y con más convicción de la que lo hizo.
*Andrea Nass es periodista, egresada de la Universidad de Concepción. La entrevista la realizó en la asignatura de Periodismo Interpretativo, en 2005.
Les adelanto lo que haré
El Editor