viernes, 24 de abril de 2009

Ernesto Montalba Rencoret


“Manejar el caballo es como manejar un diario”

Criado entre libros este periodista y padre de tres hijos nos abre las puertas del diario “El Sur” y al mismo tiempo nos permite ingresar a aspectos relevantes de su vida.

* Por Katherine Quero S.

“Espéralo un segundo, viene enseguida. Eso sí, te voy a pedir que seas breve”. Luego de esas palabras la asistente personal del director abrió la puerta de una espaciosa oficina y me hizo pasar. En su interior se encuentra un escritorio repleto de libros y fotografías enmarcadas, además de una mesa para reuniones junto a unas plantas decorativas.
Mientras observo la oficina y me preparo para la entrevista ingresa un hombre alto, de traje y corbata combinados. Me saluda amablemente y comenzamos rápidamente nuestra conversación. Debía ser breve.
Ernesto Montalba es un destacado periodista de la zona que ha estado a cargo de la dirección de tres medios: Canal 5 de la Universidad Católica de Concepción, el diario “El Llanquihue” de Puerto Montt y actualmente del diario “El Sur” de nuestra ciudad.

Hombre de letras.

Todo comenzó hace más de sesenta años en Concepción. Hijo de padre agricultor y madre enfermera, este periodista vivió toda su niñez y adolescencia rodeado por una familia que él considera histórica y con buenos legados morales.
Confiesa que además de periodismo quiso estudiar sociología, pero finalmente optó por las comunicaciones y se muestra e conforme con la carrera que eligió. Comenta que se decidió por el periodismo porque le gusta escribir. Su padre era un hombre de una cultura bastante vasta y lo influenció en todo momento. Comenta que en su entorno familiar siempre había buenas conversaciones y bibliotecas, por lo que se sintió cómodo en el campo de las letras.
A pesar de haberse decidido por la carrera de periodismo, nunca tuvo claro donde quería trabajar ni en qué área se quería especializar, simplemente pensó en ser un buen reportero, y sin dudas lo logró.
En su trabajo como periodista recuerda con especial emoción una entrevista realizada al Cardenal Silva Henríquez el año 1974. “Lo entrevisté con respecto al golpe de Estado de 1973, sobre todo lo que había ocurrido y cuál era su visión en tiempos tan complejos y de tanta aprehensión. Me impactó porque creo que era un hombre que sólo después de muchos años fue respetado por lo que predicaba. Fue muy incomprendido en su tiempo.”

Diez años al poder

Luego de 35 años ejerciendo la profesión, Ernesto Montalba dirigía “El Llanquihue” cuando lo llamaron para que tomara el mando de “El Sur”. “Bueno, me siento bastante grato de haber venido al diario. Ha sido un trabajo complejo el hecho de estar en una empresa que cambia de dueño, pero el público dirá, o la opinión pública evaluará si el producto que estamos ofreciendo evoluciona hacia mejores horizontes o no”, comenta.
Sus virtudes, según él, están ligadas a ser una persona alejada del poder, con bastante carácter y que trabaja en forma sistemática. También se describe como una persona impredecible en el ámbito estratégico. Al consultarle por su rutina como director de un medio, inmediatamente expresa un gesto de cansancio y relata cómo son sus días.
Empieza a las 6.30 de la mañana cuando se levanta a revisar los diarios de Chile y el mundo a través de Internet. Llega al diario a las 8:00, elabora la pauta y luego se reúne a las 9.30 con sus periodistas para comentarla. Con el resto de los editores evalúa cuáles serán los temas del día y también revisan cómo fue el trabajo del día anterior. Posteriormente, junto a su equipo, planifica qué van a hacer a mediano y largo plazo y, finalmente, participa en el diseño de la de la portada, la planificación de las grandes campañas y en la línea editorial.

Huaso corralero

A pesar de no tener mucho tiempo libre, siempre encuentra un lugar donde realizar las actividades que le llaman la atención. “Me gusta leer temas sociológicos, temas políticos y de estrategia comunicacional”. La enorme cantidad de libros en su oficina puede corroborar esta afirmación. El libro “De máquinas y seres vivos” de Humberto Maturana se encuentra en el centro de la mesa que rodeamos.
También le gusta la música. Le llama la atención el folklore y sobretodo las canciones de Violeta Parra.
Al hablar sobre sus aficiones no puede evitar mencionar el campo. “Yo fui un huaso corralero”, indica con orgullo. Ya que su padre era campesino, montó desde niño. Participó en rodeos en Arauco, Hualpén, Talcahuano, Los Ángeles y Puerto Montt. Cuenta con alegría que se ganó el rodeo de la prensa e indica que “saber manejar el caballo es una técnica fantástica”.
La última vez que cabalgó fue hace poco tiempo, pero se apresura en contar la historia de su primera montura. “La primera vez que monté fue a los cuatro años y ahora me doy cuenta que manejar el caballo es como manejar un diario. Hay caballos chúcaros a los que hay que amansarlos, quererlos, conocerlos, hacerles cariño y adiestrarlos, igual que al diario. Ahí uno aprende la estrategia, arriba del caballo. Simpático eso.”

Ernesto Montalba es un hombre tranquilo y con muchos años de experiencia. Ha viajado por Norteamérica, Europa, Asia y parte de Oceanía. Maneja el idioma francés y en menor medida el inglés. Se interesa por la cultura y las artes. Sin duda es una persona que nada constantemente entre ese mar de conocimientos.
Al entablar nuestra conversación demuestra paciencia y una gran empatía. Alguna vez él también debe haber realizado una primera entrevista importante.

* Alumna de la Carrera de Periodismo
de la Universidad de Concepción. Realizó la entrevista en el primer semestre de 2008, para la asignatura Producción de Textos Interpretativos.
La fotografía del entrevistado fue tomada por Jocelyn Gatica.

miércoles, 15 de abril de 2009

Gustavo Sáez Sáez periodista y hombre de teatro

Comparable con una fortaleza imbatible, el edificio corporativo del diario “El Sur” alberga a uno que otro periodista que debe lidiar con un agotador turno sabatino. En el tercer piso los teléfonos suenan, pero cuesta que alguien conteste. Las salas de prensa, abarrotadas en el ritmo habitual de lunes a viernes, dan paso a uno que otro profesional que cumple tareas extraordinarias. Unos pasos más allá, y el entrevistado emerge de su luminosa oficina.

Por Felipe Besoaín *

Gustavo Sáez Sáez se desempeña como periodista de la sección “Cultura y Espectáculos” hace más de 10 años. Aquel día debió asumir el rol de editor, y como tal, debió coordinar la cobertura a un concierto de unos practicantes. Dos entradas cerca del escenario es el resultado de aquella llamada. Se disculpa, aduciendo que “debe asumir los costos de los imprevistos”. Aprieto el gatillo y se enciende la grabadora.

Un multifacético por naturaleza.

Desde el día de su nacimiento -el 2 de julio de 1937- este hijo único habita los parajes penquistas. Comenta que tuvo una excelente relación con sus padres, los cuales le dieron una crianza bastante normal, comparándolos con algunos símiles en estos tiempos.
Respecto a su educación, declara que su formación pasó por una decisión “bastante ecléctica” de sus progenitores, no arrepintiéndose de aquello. Cursó desde kindergarten hasta segundo básico en un colegio presbiteriano, para luego continuar en 4ta. de preparatoria –cuarto básico- hasta el término de sus años escolares, en el colegio de los Padres Franceses, actualmente Sagrados
Corazones. Durante aquellos años inicia una exploración tan extensa como los colegios que lo albergaron, por diversas disciplinas: fútbol, basketball, ping pong; incluso los tradicionales cross-country, donde comenta con añoranza que “más de alguna de ellas perdió”.
Reconoce, en esos momentos, el gusto por el humanismo. Fue en aquella área sonde pudo concretar diversos proyectos que fomentaban su capacidad creativa y emprendedora. Fue gestor de ferias del libro, una Academia Literaria Escolar, entre otros logros. Sólo en el segundo año de humanidades, descubriría la pasión que lo acompañaría por el resto de su vida: el teatro.
Recuerda con agrado la iniciativa que tuvo su colegio durante sus tres últimos años de enseñanza. La dirección decide contratar actores profesionales, quienes desarrollarían talleres de formación muy similares a los de escuelas profesionales, destacando la rigurosidad y disciplina impuestos.
Grisol Herrera Roberto Navarrete, Eduardo Heide, entre otros. Actores del antiguo TUC, o Teatro de la Universidad de Concepción, serían sus constantes maestros. modelarían a un naciente Gustavo Sáez actor. Agraciado, ya que no tuvo problemas con sus padres en la opción profesional que quería tomar, abordó el primer tren de la mañana, quizás cegado de dónde pondría sus pies algunos años más tarde.

La gran escuela penquista.

Cuando Gustavo Sáez cursaba sexto año de humanidades, Navarrete, su último director en la enseñanza secundaria, le propuso ingresar al naciente TUC. Era el año 1955, y al año siguiente se iniciaba el proyecto del teatro universitario.
La idea era profesionalizar una escuela en nuestra ciudad. Avalada por el rector de ese entonces, David Stitchkin Branover, se cimenta un proyecto de carácter vespertino, con los mejores directores de la corriente universitaria de aquel entonces. Se llegó a decir que el TUC superaba a los grupos capitalinos más tradicionales. Una tarea bastante maratónica, ya que no cualquiera se arriesgaba con un proyecto de tal envergadura, más aún con el apoyo de una entidad universitaria que aportaba capital para aquello. Los matices que lo hacían diferentes era la enorme cantidad de profesionales volcados al diseño de una estructura académica y, en paralelo, de una contundente agenda teatral tanto nacional, como extranjera, con el respaldo de un público fiel. “Fue la única ocasión en que en Concepción la gente ha vivido del teatro”, sentencia.
Desde el 56 al 58, nuestro entrevistado tomaba clases en la universidad. Aunque fue en paralelo, donde decidió optar por cursar estudios de abogacía. Duró solamente un par de años, para cambiar radicalmente sus fichas y apostar por el periodismo, en la misma casa de estudios que lo vio formarse como actor.
Al ser consultado respecto a cuál de estas dos opciones da más frutos, señala categórico que la última carrera estudiada, debido a que “el teatro en provincias, en comparación con el periodismo regional, no es rentable en el sentido de la infraestructura y el apoyo necesarios para levantar una obra y sostenerla con el apoyo del público”, reiterando la idea del TUC. No piensa de igual manera con respecto a la creativa dramatúrgica del actor penquista, ya que, según sus propias palabras, “ha quedado realmente demostrado, y no sólo en las artes escénicas, que éste tiene una capacidad de hacer invaluables composiciones, con un sentido bellísimo”.
Las circunstancias históricas, por todos conocidas, acontecidas en los años 70´s en nuestro país, marcaron la caída de un proyecto, de un ideario, y de tantas anécdotas (ver cuadro aparte) que marcaron una etapa muy importante de su vida. “Esos momentos son imborrables, difícilmente otra disciplina te pueda desdoblar de tal manera, como lo hace el teatro”, comenta con ojos brillosos.

Un actor de lápiz y croquera.

La incursión en el periodismo de, en ese tiempo, inquieto joven, se puede apreciar desde el primer año de carrera. Allí comienza a tomar todos los trabajos que pudieran ofrecerle: reportero, libretista; incluso se posicionó como jefe de prensa.
Su incipiente aparición en los medios, la realizó en la Radio UdeC. Allí permaneció ejecutando diversas labores hasta el año 1973, donde, “por razones obvias”, debieron alejarse de los micrófonos, y por consiguiente, de la universidad.
El forzado cambio de switch lo llevó a desempeñar otra área de las comunicaciones, el diseño de estrategias en las industrias. Allí bosquejó algunas ideas en la actual CMPC, conocida por todos como “la papelera”, en la ciudad de Laja.
Exiguo colaborador de la Casa de la Cultura, dependiente de la recién nombrada empresa, fue siete años después donde recibe una llamada que ligaría irremediablemente con la prensa local.
El diario “El Sur” lo quería entre sus filas. Necesitaban especialistas en la naciente sección de “Cultura y Espectáculos” recién creada, generando mayor cobertura que la que existía en aquel tiempo, dedicada sólo a la escasa vida social de Concepción. Inicialmente desde aquella comuna, el medio le brindó la posibilidad de laborar en nuestra ciudad. Así, comienza una fructífera labor
en uno de los más importantes medios de comunicación regional, donde “primaron las oportunidades económicas, pero se fueron revelando excelentes compañeros de trabajo y un desafío que nunca lo imaginé”.
Son las 13 horas, se detiene la grabadora y, lamentablemente, tanto entrevistador como entrevistado, perdimos la micro.

En mundo en sus manos.

Una de las cosas que Gustavo Sáez nunca imaginaría, eran los continuos viajes que realizó junto al TUC. Ellos lo llevarían a conocer países centroamericanos, como Costa Rica, Honduras y Nicaragua; Brasil y Argentina, en el resto de Sudamérica y, por supuesto, nuestro país.
Con agrado recuerda que, en un viaje realizado al sur de Chile, tenían programada una actuación en Puerto Montt para la noche sabatina que venía. Ellos se encontraban en Puerto Chacabuco, en las cercanías de Coihaique, donde debieron tomar una barcaza que se dirigía hacia el puerto de Lirquén.
Por razones un tanto turbias, no pudieron recalar en Puerto Montt, debiendo hacer sonar todas sus sirenas para que, un grupo de botes, los fuera a buscar cerca de las costas Puertomontinas. Con una cara enrojecida por el acontecimiento de su bajada, llegaron al Seno del Reloncaví con una hora de retraso, pero con la convicción de que “el show debe continuar”.

* Alumno de la Carrera de Periodismo de
la Universidad de Concepción. Asignatura Periodismo
Interpretativo

martes, 7 de abril de 2009

Iván Cienfuegos Uribe, Un periodista que no se "Cuadra"

Con 76 años de vida y más de 50 de carrera periodística, el director de El Diario de Concepción, Iván Cienfuegos Uribe, relata detalles sobre su dilatada trayectoria profesional en el ámbito de las comunicaciones. Historias por doquier aparecen a lo largo de su carrera.

Por Cristofer Espinoza *

Fría mañana de junio y Concepción despertaba lentamente. El pasar de la gente era lento, por una arteria que tiene poco transitar. Cochrane con Orompello es nuestro destino. Allí trabaja incesantemente el personal del nuevo periódico de la ciudad, El Diario de Concepción.

Un aviso de bomba alteraba a la recepcionista de la entidad. Informa a sus superiores, quienes pasaron por alto el tema. “Esto siempre va a ocurrir sobre todo en un medio de comunicación”, dice más tranquila.


Primer intento frustrado

En la entrada principal, un gorrión se sienta a esperar junto a nosotros. En la esquina se divisa el avance a paso lento una comitiva importante. Era la plana mayor. Tres hombres y una dama se acercaban a las dependencias del diario. En el centro del grupo se aprecia un hombre moreno, fornido, de chaquetón largo hasta sus rodillas. Presencia imponente, era Iván Cienfuegos Uribe, director de El Diario de Concepción.

A su llegada, nuestra presencia no causó mayor impacto en él y pasó rápidamente a la sala de redacción, para conocer el avance de la edición del día siguiente. La recepcionista contacta a la secretaria para ver si nos podía atender. “Imposible en estos momentos, tiene que ser en la tarde” comunica la funcionaria. Cinco de la tarde fue la hora fijada.

Entrevista a Cien-fuegos

Cuando el reloj se aprestaba a marcar la hora programada, Cienfuegos nos contaba sobre sus inicios. “Yo nací en Santiago un 13 de septiembre 1932, hijo de padre periodista y llegué a la actividad casi por accidente”, precisa.

Comenzó desde muy pequeño a trabajar en el ámbito periodístico como obrero de imprenta en la preparación de tipos en el diario La Ley, de San Antonio. Reconoce que a pesar de ser hijo de periodista –Eduardo Cienfuegos, fundador del Colegio de Periodistas de Chile- en primera instancia no le provocaba mayor interés trabajar en la actividad.

Producto de una enfermedad el dueño de la imprenta porteña -quedó ciego- se hizo cargo del medio. Así fue adquiriendo el roce necesario que implica la disciplina y en 1950 llegó a Las Últimas Noticias (LUN), en donde empieza como reportero policial y termina como director subrogante.

Su paso por LUN, le significó ser reconocido a nivel nacional. En 1965, diario El Sur de Concepción se contacta con él para que fuese su director. Asume el desafío y llega a la capital penquista. Esta etapa de su vida quedó marcada a fuego, ya que conoce a su esposa -María Elena Pinto-, quien el da cuatro hijos.

En su calidad de director de medio y el nivel periodístico que como cronista había alcanzado, fue designado para reportear la guerra en Vietnam, en 1967. Él y Guillermo Blanco viajan al sudeste asiático, centro del acontecer noticioso de la época.

En este capítulo, tuvo una gran suerte. Recuerda que estaban en Vietnam, cuando llega un periodista argentino y dice “ya sabía que había chilenos acá, porque me robaron la billetera”, en tono de broma para entablar conversación. “Qué te crees argentino tal por cual” dijo Cienfuegos, pero mantuvo la calma. Se relacionaron durante un mes con periodistas británicos y canadienses, apoyándose mutuamente, facilitándose información y reportearon juntos.

El último día, ya con el pasaje de vuelta en la mano, se aprestaba a cumplir la última rutina en Vietnam. Su pasaje estaba para las 13:00 horas, mientras que el resto los tenía s para las 15:00. “Reviso el pasaje y digo, chuta no voy a alcanzar a reportear”. No sabía lo que le esperaba. Sus colegas realizaron, en realidad, su último trabajo periodístico. Arriba, cuenta, un oficial del ejército norteamericano y le muestra una fotografía. “¿Conoce usted a esta persona? Si, es Ignacio Escurra, de la Nación de Buenos Aires, ¿qué pasó? . Respuesta. El junto a otros cuatro periodistas fueron acribillados y murieron”, dice el militar. Hoy, en 2008, Cienfuegos lo recuerda como una anécdota exenta de humor.

Fue timonel de El Sur hasta abril de 1977, cuando lo llamaron desde La Tercera para ser editor de suplementos. Fue distinguido por el Colegio de Periodistas, en dos oportunidades, como el mejor en esas tareas. Llegó a ser editor del medio.

Víctima de la persecución política

En el momento que llega a La Tercera, Chile era afectado por un clima político difícil. En plena dictadura militar, resultaba complicado ser cabeza visible de un medio de comunicación, y sobre todo “Si no compartía las ideas doctrinarias de aquel gobierno”, señala.

Cienfuegos se gana la antipatía del gobierno militar, y en especial de Francisco Javier Cuadra, Ministro Secretario General de Gobierno, tras publicar un artículo editorial, en 1984, donde critica el accionar de la Central Nacional de Inteligencia (CNI) al no comunicarle a Sebastián Acevedo, un ciudadano común, el lugar dónde se encontraba detenida su esposa e hijos. Esto desencadenó en la inmolación a lo bonzo de este poblador, en pleno centro de Concepción. Desde ese minuto, el “ministro de la dictadura” puso la mirada en él.

Cuadra encontró la perfecta ocasión de bajar a Cienfuegos, cuando el dueño de empresa La Tercera, Germán Picó Cañas, debía firmar la renovación de créditos con el Banco del Estado. Cuadra ordenó al banco que si Picó no firmaba una carta en donde aseguraba la remoción de Cienfuegos, el crédito no sería renovado. Tras previa conversación con Iván Cienfuegos, el empresario firmó el documento.

Iván Cienfuegos confiesa que no guarda rencor a Cuadra. Si reconoce que su única “venganza” fue enviar una carta al presidente del Colegio de Periodista en su momento, Alejandro Guillier, para que informara al cuerpo académico de la Universidad Diego Portales, casa de estudios donde Cuadra era rector, la actuación de éste durante la dictadura. El documento sirvió como agravante para que el ex ministro fuera removido de su cargo.

Al ser consultado por su postura política es enfático para señalar que “{a naturaleza es tan sabia que colocó el corazón al centro, cargado a la izquierda”.

Tras ser cesado de sus funciones como editor de La Tercera, partió rumbo al extranjero. Ecuador fue el destino. Creó una empresa periodística que produjo una revista. A esta le perdió el rastro sin siquiera precisar si aún está vigente. Luego volvió a Chile como editor de suplementos de El Mercurio. En esta empresa también deja huellas llegando a ser editor general del diario.

Su paso por El Mercurio fue fugaz, ya que al poco tiempo fue reclutado por LUN como subdirector, en donde jubila. Debido a su destacado desempeño, le pidieron que siguiera en el área y fue designado como director del Diario Austral, de Temuco, en donde volvió a jubilar. Luego de eso “Volví a Santiago, me levantaba y quedaba desocupado”, cuando recibió el llamado de la gente de El Diario de Concepción y “aquí estoy”.

Otras pasiones

Además de su pasión por el periodismo, tiene una especial afición tanto por el tenis como por el fútbol. “Aunque me destaqué en el ámbito policial, el tema deportivo no me es indiferente”, señala Cienfuegos quien también fue fundador de Deportes Concepción.

La humildad de este periodista profesional es sobrecogedora. Concluye la conversación con un consejo a los jóvenes en el sentido que aprovechen a las personas mayores, por que ahí está la base de su vida afirma.

Mil y una historias podemos relatar de Iván Cienfuegos Uribe, pero sin lugar a dudas lo que más se le valora es el trabajo que ha realizado a lo largo de su trayectoria por dignificar y mejorar el periodismo.

*Entrevista realizada en 2008
por Cristofer Espinoza

Alumno de Segund0 año de la
Carrera de Periodismo
Universidad de Concepción
Asignatura "Producción de Textos Interpretativos"