sábado, 30 de mayo de 2009

María José Llodrá


Reflejo de su belleza y juventud
Conductora de sus sueños

Con tan sólo veinticinco años, la Jóse, ha logrado muchas de las metas que se impuso al entrar a estudiar Periodismo; participó en un programa de radio, hizo su práctica en el diario El Sur y por estos días es el rostro femenino de “Siempre Juntos”, matinal del canal TVU.

Por María José Pereira Millar *

Alta, delgada, Ágil y risueña; así es María José Llodrá, la promisoria egresada de la Universidad de Concepción, que pasa sus días entre el set de televisión y su casa, en donde prepara aceleradamente los detalles para el 28 de mayo, día en que recibirá su título. No obstante, accede a esta conversación, sin poner límites de tiempo, ni de contenido, abriéndonos por completo su corazón.
Pese a su corta edad a iniciado una carrera que sin duda, promete. Pero ella es más que Periodista, es una mujer completa, que tiene como sueños seguir estudiando y formar algún día, no muy lejano, una numerosa familia.
Nacida el 19 de diciembre de 1978, esta santiaguina, que odia la capital, emigró con sólo días a Arica, ciudad en donde vivían hasta entonces sus padres, los cuales vieron en Santiago sólo un lugar seguro para que su primogénita naciera, pero nada más.

Sus primeros pasos

Ya en el extremo norte de nuestro país, esta niñita dedicó gran parte de su tiempo a jugar y pasear por las playas, pero no ha formar lazos de amistad, como ella misma confiesa. Fue en séptimo básico, cuando comenzó a hacerlo pues debió dejar su lindo Arica para trasladarse a la bulliciosa metrópolis chilena. Ahí fue donde por primera vez conoció la amistad, lo cuál no fue fácil pues en un principio no contaba con la simpatía de muchas de sus similares. Ese año asegura, fue un período de grandes cambios, difíciles de asimilar, y cuando creyó que lo había logrado, el destino la trajo a Concepción.
Fue en la ciudad penquista donde formó su personalidad y su sangre catalana salió a relucir. Y asegura estar feliz de haber estudiado en los Sagrados Corazones, pues fue aquí donde comenzó a mostrar y explotar sus aptitudes.
Con poco tiempo en la capital del Bío-bío, María José supo que su vocación era ayudar a los necesitados, es por esta razón que formó parte de las “Misiones de Servicio”, realizadas por su colegio que consistían en ir a zonas de escasos recursos de la octava región, con el fin de construir

mediaguas y contribuir en darle una mejor calidad de vida a los habitantes de las provincias más pobres. Esta labor la realizó durante seis años, además de eso practicaba gimnasia y como toda jovencita, disfrutaba de la bohemia junto a sus amigas.
Ya egresada del colegio su primera opción de estudios fue Psicología, carrera en que no fue aceptada porque “por una equivocación en las fechas” no rindió las pruebas especiales que en ese entonces pedía como requisitos la Universidad. Así fue como hizo valer su segunda opción que posteriormente se convertiría en su actual profesión.
Desde un principio, tuvo claro que su carrera estaba saturada por lo que se prometió aprovechar cada oportunidad que se le presentara. Así fue como estando en tercer año realizó un piloto, que se convirtió en una serie de doce capítulos, transmitidos por el canal universitario (TVU), luego trabajó en la radio universitaria y finalmente rechazó llevar a cabo su práctica en el diario La Tercera, para realizarla en el diario El Sur. Todo esto motivado por su necesidad y anhelo de tener una vida relajada pues “No me gusta para nada la vida que se vive allá”, refiriéndose a Santiago lugar donde tiene sus oficinas el otro medio.

De los libros a la pantalla

Gracias al piloto que había realizado mientras cursaba el tercer año, aún no terminada su carrera le ofrecieron ser la conductora de “Conéctate”, un programa de corte juvenil que transmitía su actual canal. Su función consistía en presentar vídeo clips y tratar de vez en cuando algún tema de actualidad. Si bien se sentía cómoda y pudo aprender a manejarse con las cámaras y el lenguaje televisivo, el espacio no la gratificaba lo suficiente, razón por la cuál propuso cambiar el esquema, teniendo buena acogida en los directores y productores del programa.
Luego decidió continuar con el curso regular de su carrera y se embarcó en su práctica profesional, en la que tuvo “excelente resultados y gratas experiencias”agrega.
Su llegada al matinal fue inesperada, si bien había escuchado rumores, nunca pensó que se podían hacer realidad. A si fue como un día, estando de vacaciones, recibió una llamada, que tenía como propósito convocarla a una reunión urgente. Y de esto ya hace un año, en donde pasó de ser un rostro juvenil a uno maduro que trata de involucrarse con las problemáticas diarias de las dueñas de casa, claramente su público objetivo.
El matinal, es la experiencia más gratificante que ha tenido, pues asegura le ha permitido entablar mayor cercanía con las mujeres y sentir el cariño que ellas le tienen, dejando completamente descartado la existencia de malos comentarios sobre ella y su labor.
Afirma estar tranquila con su desempeño y no desmiente tener ofertas de otros canales, enfocados principalmente en la realización de un programa de conversación en horario nocturno, sin duda uno de sus proyectos más anhelados.

Sueños detrás de las cámaras

Es evidente que la Jóse disfruta lo que hace, se nota. Sin embargo no hay trabajo que no conlleve sacrificios; y el de ella es el largo y tormentoso proceso de maquillaje, que la hace presa todas las mañanas de polvos, sombras, brillos y labiales, lo que la incomoda, pues “No me gusta sentir la cara tirante, es súper incómodo, pero en fin es necesario”. A parte de eso asegura ser una de las pocas mujeres que no lucha contra los kilos, pues se siente favorecida genéticamente.
Obviando ese tipo de temas, María José es una mujer muy normal, sueña con tener una casa en la playa, casarse y tener una familia numerosa. Siendo este último tema una de las prioridades más grandes en su vida, pues dice tener más necesidad de tener un hijo que de casarse, afirmando que la mayor bendición que Dios le podría dar, es ser mamá.
Pero antes de eso fantasea con poder tener mucho tiempo para hacer lo que le gusta y no necesitar dinero para ello. A pesar de que no requiere mucho para cumplir con su día de lluvia soñado en donde no puede faltar: el pan tostado con mantequilla al desayuno, pollo arverjado al almuerzo y un paseo al aire libre en la compañía de su pololo, sin lugar a dudas “el máximo regalito que Dios me ha dado”.
De esta forma damos término a más de cuarenta minutos de conversación, que no estuvieron ajenos de risas y reflexiones, siendo este último ámbito el más destacable, pues conocer a María José Llodrá, ayudó considerablemente a desvirtuar el concepto de “rostro televisivo”, que es tan peyorativamente utilizado por estos días. Dejando en claro que las personas que trabajan en los medio audiovisuales son tan comunes como nosotros. Sufren, Ríen y lloran, y por supuesto toman Fanta, bebida que amenizó este largo rato, pues “No hay mejor bebida que ésta, bueno exceptuando la piscola”.


Alumna de la Carrera de Periodismo Universidad de Concepción