jueves, 4 de octubre de 2007

Tiziano Belli

Italia o Chile: cualquier lugar es bueno para las pastas

Con una personalidad muy particular, alegre y cómica a la vez, uno de los chef más reconocidos de Concepción fuma incansablemente su cajetilla de Kent. Este admirador de la belleza femenina, característica tan propia de los italianos, trabaja casi la mayor parte del día, sin haberse dado vacaciones en los últimos doce años.

*Sullyn Lay P.


Es difícil encontrar gente que domine idiomas tan variados como el italiano, español, francés, alemán, inglés y suizo. Tiziano Belli, reconocido chef internacional, es una de éstas. Amante de su labor, llegando a ser trabajólico, ya que pasa prácticamente todo el día en su restorán. Portador de una gran jovialidad, amabilidad y sentido del humor que hacen de él una persona interesante, a la cual se le puede escuchar por horas y horas.

La historia de este personaje se remonta hacia el 22 de diciembre de 1955, día de su nacimiento en Domodossola, provincia de Piamonte, Italia. Llegando a este mundo en compañía de su hermana melliza, ocupando el cuarto lugar de ocho hermanos, quizás eso influyó algo en que siempre necesita estar rodeado de personas. Creció en un villagio, que son comunas alejadas de la ciudad, donde todas las casa son iguales. Su infancia fue normal, una vida tranquila, como la de cualquier niño, sin mayores sobresaltos.

Su vida laboral

“Nació primero como una alternativa y después empezó a interesarme; y cuando me di cuenta que me gustaba este tipo de trabajo, empecé a hacer las cosas bien”. Todo trabajo requiere esfuerzo, sacrificio y sobre todo empezar desde abajo. A los 13 años, Tiziano comenzó lavando la vajilla en los grandes hoteles, iniciando así, en forma no muy directa, su carrera gastronómica. Después lo ascendieron a un puesto un poco más alto donde debía lavar adecuadamente todas las verduras. Más adelante fue ayudante de uno de los chef de cocina, ya que en los grandes hoteles se dividen por equipos, o sea, hay un chef encargado de la carne, otro de las salsas y de las pastas, otro de los pasteles y así cada uno en una distinta especialidad. De los cuáles fue aprendiendo las distintas técnicas. Belli señala que llegó hasta la carne y los pescados, pero a los nunca a los pasteles, debido a que en la fábrica de pasteles de sus primas le hastiaron los olores tan dulces, haciéndole ganar cierto grado de antipatía, por este tipo de cocina, que nunca logró apasionarlo.

Una vez acabada toda esta etapa, a los 17 años recibió un certificado que lo acreditaba como chef de cocina, pero no ejerció en el hotel, porque los chef que están ahí son permanentes y no ceden el puesto por nada. Entonces le hicieron la propuesta de ir a trabajar a Alemania, en una cadena de restoranes italianos, de inmediato aceptó y partió.

Una vez ahí se estableció en Bad Kreuznach, donde laboró en la cadena de restoranes hasta los 23 años. En ese periodo hubo un “boom” de la comida italiana, llegando incluso a cambiar los gustos culinarios de los alemanes, quienes preferían la comida italiana a la propia. Entonces los restaurantes alemanes vendían muy poco, casi nada, lo que los llevaba a la quiebra. Belli se quiso independizar, comprando uno de éstos, a un precio bastante conveniente. Le cambió el nombre, bautizándolo como “Bei Tiziano”, que en alemán significa “Donde Tiziano” e instaló su primer negocio, una pequeña pizzería, emprendiendo así su carrera de empresario gastronómico. Luego se cambió de lugar pasando de pizzería a restorán. En su nuevo local, cuando tenía 28 años, conoció a su esposa Ximena Zuñiga, quien es chilena, específicamente de Chillán.

Durante su estadía en el país germano, viajaba cada seis meses a visitar a sus familiares y amigos. Llegando a haber veces en que sólo los veía una vez en el año.

El último trabajo en Europa lo hizo en Italia, fue en los ferrocarriles Trans’Europa Express, señalándolo como un trabajo en donde pagan bien, pero muy sacrificado y estresante, porque suben y bajan pasajeros en cada estación, estando todo rigurosamente programado en cuanto a horarios. Otro factor problemático era que subía gente de distintas nacionalidades. ”Antes no existía el Euro y en esos trenes tienes variados grupos internacionales como japoneses, franceses, españoles, alemanes, italianos y hasta rusos, entonces, teníamos que tener cuatro tipos de cajas, porque uno pagaba en dólar, otro en franco suizo, lira, marco alemán y había que darles cambio, si te equivocabas perdías mucha plata”.

También era complicado, porque trabajaban con paletas, que son los containers donde llevaban la comida. A veces se equivocaban de tren, ya que son muchas las líneas ferroviarias en Europa, desprogramando completamente el menú del chef, quienes estaban obligados a improvisar las comidas. Otras veces era peor, porque las paletas se caían, dejando a los cocineros sin materiales.

Matrimonio, hijas y el viaje América.

Desde Alemania se trasladó a Italia para contraer matrimonio con Ximena, donde solamente lo hicieron por el civil. No se casaron en el país germano para evitar todo el problema de los papeleos, porque el que Tiziano fuera italiano y su esposa chilena, hacía muy engorroso el desposarse en Alemania.

Tuvieron a sus dos hijas en Italia, Dayana y Dennis, de 17 y 14 años respectivamente. Con ellas tiene una muy buena relación “ mis hijas me adoran y yo las adoro también”. Esta frase la dice con un grado de tristeza, ya que pasa muy poco tiempo con ellas, incluso, hay días enteros en que nos las ve, por factores de trabajo, pero constantemente lo llaman para ver como está o decirle “ hola papito”.

El viaje rumbo a América lo hicieron por mar, ya que Tiziano señala que no habría aguantado dieciocho horas de vuelo. Llegaron a Brasil, donde pasó el susto más grande, mientras buscaban algo para movilizarse hasta el aeropuerto. “Ese era un pueblo pobre, niños caminando sin zapatos, casas feas de madera, la miseria, sin montañas y poca vegetación. Me impresioné mucho y dije donde voy a terminar aquí con mis hijas”.

Establecimiento en Chile

Un doce de octubre de 1990 llegó a Chile, estableciéndose en Chillán donde empezó con una pizzería sólo para llevar, al igual que en Alemania, después pasó a ser restorán. Con el correr de los meses Belli comenzó a disfrutar la ciudad, viéndola como un lugar pintoresco, donde abundaba el folklore y los bellos paisajes. Estuvo un par de años allá y decidió venir a probar suerte a Concepción.

En la ciudad penquista inauguró un local en la calle Barros Arana (el cual sigue hasta el día de hoy). Fue abriendo sucursales en Talcahuano y San Pedro, pero finalmente decidió cerrarlas para abrir un nuevo local en Pedro de Valdivia, inaugurado recientemente (30 abril del 2003), donde está la fábrica de los productos, para que así el sabor no varíe y tenga la misma calidad en los dos locales.

Hoy es un chef consagrado, lo que se nota claramente por la alta concurrencia a sus locales, incluso, sus antiguos clientes de Chillán todavía vienen a disfrutar de su cocina, gratificando el trabajo del signore Belli.



* Sullyn Lay es egresada de la Carrera de Periodismo de la Universidad de Concepción.

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