Con 76 años de vida y más de 50 de carrera periodística, el director de El Diario de Concepción, Iván Cienfuegos Uribe, relata detalles sobre su dilatada trayectoria profesional en el ámbito de las comunicaciones. Historias por doquier aparecen a lo largo de su carrera.
Por Cristofer Espinoza *
Fría mañana de junio y Concepción despertaba lentamente. El pasar de la gente era lento, por una arteria que tiene poco transitar. Cochrane con Orompello es nuestro destino. Allí trabaja incesantemente el personal del nuevo periódico de la ciudad, El Diario de Concepción.
Un aviso de bomba alteraba a la recepcionista de la entidad. Informa a sus superiores, quienes pasaron por alto el tema. “Esto siempre va a ocurrir sobre todo en un medio de comunicación”, dice más tranquila.
Primer intento frustrado
En la entrada principal, un gorrión se sienta a esperar junto a nosotros. En la esquina se divisa el avance a paso lento una comitiva importante. Era la plana mayor. Tres hombres y una dama se acercaban a las dependencias del diario. En el centro del grupo se aprecia un hombre moreno, fornido, de chaquetón largo hasta sus rodillas. Presencia imponente, era Iván Cienfuegos Uribe, director de El Diario de Concepción.
A su llegada, nuestra presencia no causó mayor impacto en él y pasó rápidamente a la sala de redacción, para conocer el avance de la edición del día siguiente. La recepcionista contacta a la secretaria para ver si nos podía atender. “Imposible en estos momentos, tiene que ser en la tarde” comunica la funcionaria. Cinco de la tarde fue la hora fijada.
Entrevista a Cien-fuegos
Cuando el reloj se aprestaba a marcar la hora programada, Cienfuegos nos contaba sobre sus inicios. “Yo nací en Santiago un 13 de septiembre 1932, hijo de padre periodista y llegué a la actividad casi por accidente”, precisa.
Comenzó desde muy pequeño a trabajar en el ámbito periodístico como obrero de imprenta en la preparación de tipos en el diario La Ley, de San Antonio. Reconoce que a pesar de ser hijo de periodista –Eduardo Cienfuegos, fundador del Colegio de Periodistas de Chile- en primera instancia no le provocaba mayor interés trabajar en la actividad.
Producto de una enfermedad el dueño de la imprenta porteña -quedó ciego- se hizo cargo del medio. Así fue adquiriendo el roce necesario que implica la disciplina y en 1950 llegó a Las Últimas Noticias (LUN), en donde empieza como reportero policial y termina como director subrogante.
Su paso por LUN, le significó ser reconocido a nivel nacional. En 1965, diario El Sur de Concepción se contacta con él para que fuese su director. Asume el desafío y llega a la capital penquista. Esta etapa de su vida quedó marcada a fuego, ya que conoce a su esposa -María Elena Pinto-, quien el da cuatro hijos.
En su calidad de director de medio y el nivel periodístico que como cronista había alcanzado, fue designado para reportear la guerra en Vietnam, en 1967. Él y Guillermo Blanco viajan al sudeste asiático, centro del acontecer noticioso de la época.
En este capítulo, tuvo una gran suerte. Recuerda que estaban en Vietnam, cuando llega un periodista argentino y dice “ya sabía que había chilenos acá, porque me robaron la billetera”, en tono de broma para entablar conversación. “Qué te crees argentino tal por cual” dijo Cienfuegos, pero mantuvo la calma. Se relacionaron durante un mes con periodistas británicos y canadienses, apoyándose mutuamente, facilitándose información y reportearon juntos.
El último día, ya con el pasaje de vuelta en la mano, se aprestaba a cumplir la última rutina en Vietnam. Su pasaje estaba para las 13:00 horas, mientras que el resto los tenía s para las 15:00. “Reviso el pasaje y digo, chuta no voy a alcanzar a reportear”. No sabía lo que le esperaba. Sus colegas realizaron, en realidad, su último trabajo periodístico. Arriba, cuenta, un oficial del ejército norteamericano y le muestra una fotografía. “¿Conoce usted a esta persona? Si, es Ignacio Escurra, de la Nación de Buenos Aires, ¿qué pasó? . Respuesta. El junto a otros cuatro periodistas fueron acribillados y murieron”, dice el militar. Hoy, en 2008, Cienfuegos lo recuerda como una anécdota exenta de humor.
Fue timonel de El Sur hasta abril de 1977, cuando lo llamaron desde La Tercera para ser editor de suplementos. Fue distinguido por el Colegio de Periodistas, en dos oportunidades, como el mejor en esas tareas. Llegó a ser editor del medio.
Víctima de la persecución política
En el momento que llega a La Tercera, Chile era afectado por un clima político difícil. En plena dictadura militar, resultaba complicado ser cabeza visible de un medio de comunicación, y sobre todo “Si no compartía las ideas doctrinarias de aquel gobierno”, señala.
Cienfuegos se gana la antipatía del gobierno militar, y en especial de Francisco Javier Cuadra, Ministro Secretario General de Gobierno, tras publicar un artículo editorial, en 1984, donde critica el accionar de la Central Nacional de Inteligencia (CNI) al no comunicarle a Sebastián Acevedo, un ciudadano común, el lugar dónde se encontraba detenida su esposa e hijos. Esto desencadenó en la inmolación a lo bonzo de este poblador, en pleno centro de Concepción. Desde ese minuto, el “ministro de la dictadura” puso la mirada en él.
Cuadra encontró la perfecta ocasión de bajar a Cienfuegos, cuando el dueño de empresa La Tercera, Germán Picó Cañas, debía firmar la renovación de créditos con el Banco del Estado. Cuadra ordenó al banco que si Picó no firmaba una carta en donde aseguraba la remoción de Cienfuegos, el crédito no sería renovado. Tras previa conversación con Iván Cienfuegos, el empresario firmó el documento.
Iván Cienfuegos confiesa que no guarda rencor a Cuadra. Si reconoce que su única “venganza” fue enviar una carta al presidente del Colegio de Periodista en su momento, Alejandro Guillier, para que informara al cuerpo académico de la Universidad Diego Portales, casa de estudios donde Cuadra era rector, la actuación de éste durante la dictadura. El documento sirvió como agravante para que el ex ministro fuera removido de su cargo.
Al ser consultado por su postura política es enfático para señalar que “{a naturaleza es tan sabia que colocó el corazón al centro, cargado a la izquierda”.
Tras ser cesado de sus funciones como editor de La Tercera, partió rumbo al extranjero. Ecuador fue el destino. Creó una empresa periodística que produjo una revista. A esta le perdió el rastro sin siquiera precisar si aún está vigente. Luego volvió a Chile como editor de suplementos de El Mercurio. En esta empresa también deja huellas llegando a ser editor general del diario.
Su paso por El Mercurio fue fugaz, ya que al poco tiempo fue reclutado por LUN como subdirector, en donde jubila. Debido a su destacado desempeño, le pidieron que siguiera en el área y fue designado como director del Diario Austral, de Temuco, en donde volvió a jubilar. Luego de eso “Volví a Santiago, me levantaba y quedaba desocupado”, cuando recibió el llamado de la gente de El Diario de Concepción y “aquí estoy”.
Otras pasiones
Además de su pasión por el periodismo, tiene una especial afición tanto por el tenis como por el fútbol. “Aunque me destaqué en el ámbito policial, el tema deportivo no me es indiferente”, señala Cienfuegos quien también fue fundador de Deportes Concepción.
La humildad de este periodista profesional es sobrecogedora. Concluye la conversación con un consejo a los jóvenes en el sentido que aprovechen a las personas mayores, por que ahí está la base de su vida afirma.
Mil y una historias podemos relatar de Iván Cienfuegos Uribe, pero sin lugar a dudas lo que más se le valora es el trabajo que ha realizado a lo largo de su trayectoria por dignificar y mejorar el periodismo.
*Entrevista realizada en 2008
por Cristofer Espinoza
Alumno de Segund0 año de la
Carrera de Periodismo
Universidad de Concepción
Asignatura "Producción de Textos Interpretativos"
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